martes, 30 de abril de 2013

Ser el enemigo público


Hay personas que llevan ese mote por cosas terribles, pero yo no. Lo llevo con la frente bien alta, hasta diría que estoy orgulloso de ser considerado un enemigo publico en cierto círculos sociales estructurados de forma represiva donde Michell Foucault se haría un picnic. Simplemente lo soy, porque estoy soltero.
Entonces cumpliste más de 25 años y la mayoría tus amigos tiene novia o están felizmente casados... básicamente y diciéndolo de forma clara están cagados (atrapados)... Entonces un día de la nada pretenden que vos estés tan cagado (atrapado) como ellos pero en vez de que vos te busques a una mujer que controle tu vida y te taladre el cerebro con frases como “hay que ir a lo de mama te quiere mostrar las fotos de su ultimo viaje”. Ellos pretenden presentarte mujeres y que elijas la que ellos pretenden. Algo así como un matrimonio arreglado pero que no se note y creas que conservas tu libre albedrío, pero ¿Cómo llegan a esa conclusión de que necesitas estar como ellos? El sistema de control los indujo, ¡sábelo!
Claro pero se que en realidad ellos no planearon eso, sino que sus mujeres los indujeron a planear eso porque soy soltero y creen que ellos lo planearon. Soy una amenaza a su sistema de represión, compacto y preciso, a su reino de control, soy el diablo que lleva a sus controlados maridos a tomar una cerveza o comer un asado muy de vez en cuando y sin ellas.
Todo comienza un día como cualquier otro donde una de las esposas le comenta a otra (charla de brujas típica del momento en que sus maridos las dejaron solas) una frase como la siguiente “Deberíamos conseguirle una chica al Doctor recalcitrante, para que sea feliz como nosotros”. Lo dicen con liviandad, como si fueran a comprar a la verdulería.
Pero no es un día como cualquier otro. Sino uno de esos días en que saliste con sus maridos a tomar algo y charlar cosas de hombres. Ellas no están ahí para controlar la situación, sos un error en su sistema y hay que arreglarlo, lo antes posible. Para ellas es como poner un gerente nuevo que controle los empleados en un supermercado o un auditor en una empresa.
Entonces comienzan los planes de estas mujeres, lo primero es seleccionar a la mujer indicada para controlarte y implantarle a sus maridos la idea de que ella es ideal para mi. Así cometen su primer error, selecciona según su gusto. De repente estas en una cena donde todos te tratan demasiado bien, así que sospechas que es una trampa o tenes una enfermedad terminal y estas muriendo. Pero confirmas lo primero, que es cuando notas que todos son casados excepto la mujer que esta sentada a tu lado y que jamás viste en alguna de sus reuniones. Sobre la que todos te hablan, incluyendo a tus amigos que se convierten en una especie de vendedores de autos que te comentan las prestaciones de la amiga de su mujer de forma educada. Pero cuando no están sus mujeres lo hacen de forma soez, con comentarios como “viste ese baúl, esta para llenarlo de herramientas”.
Como dije anteriormente su error fue elegir algo a su gusto, eligieron a alguien parecida a ellas para que se una a su club de control, represión y castración. Pero no importa si la chica es inteligente y las cosas maravillosas que le dijeron sobre vos. Tiene todas las de perder, porque ya sabes como viene la mano y aunque este buenísima (al estilo Scarlet Johannson) no la tocas ni con un puntero láser o un chorro de soda (elije tu propia opción). Porque sabes los problemas que puede darte cuando se queje con sus amigas, la liga del control estará sobre mí. Tus amigos no te van a defender y serás adoctrinado como un perro que recibe la galleta cuando hace las cosas bien o le pegan con un diario enrollado cuando se porta mal. Mal, según la liga del control.
Lo que ellas ven como una amenaza, que sus maridos tomen una birra (una cerveza) conmigo esta muy lejos de serlo. Sus maridos quieren juntarse sin mujeres para charlar y escapar del sistema, comentar sus problemas. Es una especie de grupo de ayuda. Entonces los solteros actuamos como abogados del diablo y a veces hasta terminas defendiéndolas. Ellos te piden que le cuentes tus historias de solteros porque les hace vivir las glorias pasadas, ellos se los cuentan a sus mujeres y terminas siendo el enemigo público. Haces de soporte psicólogico y abogado del diablo, y así te pagan.
Entonces me despreocupo ellos tienen un problema, además de ser unos mal educados e intentar manipular mi vida. Pero algo me reconforta, un pensamiento y hasta me causa mucha gracia. La cara de esas mujeres en 20 años cuando se pregunten quien es ese gordo come ravioles en calzoncillos de hace dos días tirado en su sillón un domingo viendo televisión y se van a preguntar ¿donde quedo el tipo del que se habían enamorado? El hombre desagradable que come en la cama con las manos dejando migas en sus sabanas y ronca como un hipopótamo agonizante cuando duerme. O descubran el historial del navegador de turno lleno de direcciones como “negrasculonas.orto.pt” porque sus maridos van a estar viejos y jugados. O simplemente tengan que entrar apuradas al baño después de su marido, que al mediodía comió guiso de porotos. O simplemente la flatulencia dentro de la cama y que su marido agite las sabanas :)

lunes, 22 de abril de 2013

Momentos en que soy recalcitrante 1


Emilio llega emocionado a contarme algo, yo estoy como siempre sentado pensando en algo trascendental por lo cual mi mente esta en otro lado.
-         Tengo novia - mi amigo esta feliz de contarme -.
-         Déjame adivinar, ¿consola de video juegos nueva? o ¿nueva pagina de descarga de porno?

Emilio llega corriendo tiene un noticia para contarme nuevamente, emocionado sonríe antes de hablar. Yo tomo un café horrible sentado en una baranda mientras pienso.
-         Déjame adivinar, la pusiste (tuviste sexo) después de mas de un año de estar saliendo con la misma chica y perdiste la virginidad, así venís corriendo a contarme para que no siga pensando que sos un virgo. ¿Verdad?
-         Si – contesta y agacha la cabeza Emilio -.

Llamo un par de veces al teléfono fijo de Emilio y no contesta así que vuelvo a insistir una o dos veces mas.
-         ¡Queeeeee! – atiende Emilio agitado -.
-         ¿Qué te pasa?
-         ¡Estoy cogiendo!
-         ¿Entonces porque atendes el teléfono? Boludo – cuelgo -.

Emilio conoce a una hermosa chica que podría ser un modelo si se lo propusiera entonces me consulta como declararse a ella.
-         ¿Qué estrategia me recomienda Doctor?
-         La realidad Emilio, Dios no te quiere, te hizo feo, falto de carisma y si esa chica te da bola (si acepta salir con él) mucha gente se va a querer matar (generara entre envidia y asombro). Esa chica no demostró el mas mínimo interés en vos, así que no lo hagas, evítate el dolor.
-         Esperaba algo más alentador Doctor – se quejo Emilio -.
Emilio se va y horas mas tarde vuelve con cara de perro abandonado.
-         Me rechazo.
-         ¿Qué me enseña esto?
-         ¿“me”?
-         Si, me enseña Emilio que tener la razón como afirmo es una mierda y ¿sabes que? Decir “te lo dije” me libera de la culpa y de haber sido duro con lo que te dije cuando pediste mi opinión.

Ángela mira a su hijo jugar, ella es muy cuidadosa. Es una buena madre como la que tuve yo. Siempre atenta y preocupada por el. Cuando se golpea ella corre a contenerlo. Entonces abro mi bocota (digo algo indebido)
-         Te imaginas de todas las cosas que voy a tener que cuidarlo cuando crezca – me dice -.
-         No lo vas a poder cuidar siempre y no siempre vas a poder evitar que sufra. El primer amigo que lo traicione o el primer desengaño amoroso, el primer amor que lo lastime y oprima el corazón. Existen situaciones donde no vas a poder hacer nada, absolutamente nada. La realidad es cruel.

Dedicado a todos aquellos que han sufrido mi bocota recalcitrante alguna vez, o van a sufrirla algún día. A veces soy conciente y otras no, pero prefiero ser recalcitrante que tibio y condescendiente. Además que adoro de ser acido, cínico y sarcástico. Sepan comprender.

viernes, 19 de abril de 2013

Viajar en micro te convierte


La gran mayoría de los humanos en algún momento tenemos que viajar en micro (Bondi) como si fuéramos ganado y eso te transforma como cualquier otra experiencia social. Como si fuera un hechizo lanzado por algún mago o bruja que te transmuta en un ser intolerante, clasista, reaccionario y razista, rabioso de ira.
Pero toda esa transformación comienza antes de subirte al micro, en la parada durante la espera mirando el reloj. Mientras aguardas, tu humor es alterado por tu nivel de premura para viajar que poseas y el tiempo de espera que lleves lo multiplica. Otro de los factores importantes que se aplican es ¿que tan lleno esta el micro?, ¿si podes elegir asiento?, ¿te toca uno de los pocos vacíos? o ¿simplemente viajas parado?
Lo primero que vez cuando subís al micro y antes de pagar el boleto, es al chofer, los hay de dos tipos. El hijo de puta que maneja rápido, agarra todas las lomas de burro y reductores de velocidad con rapidez haciendo saltar el colectivo, un ser odioso. Pero también esta el reverendo hijo de puta, que es el que maneja lento y para en todas las paradas cuando vos estas apurado. Pero comprendes que se detiene en todas las paradas porque hay gente de mierda que quiere subir y ellos son los culpables que llegues tarde. Aunque el podría ignorarlos pero no lo hace, porque no piensa en vos.
Otro factor determinante es que tan lleno esta el micro, porque si lo esta, hay que cuídate de los apoyadores compulsivos y de las minitas con carteras o bolsos con los que siempre te golpean y ni siquiera te piden perdón. Pero como olvidarnos de botarate que siempre te pisa al pasar y pone cara de yo no fui, cara de pelotudo. Pero que el micro este lleno lo hace más o menos molesto dependiendo de la variable de la época del año en la que viajas. No es lo mismo viajar en un micro lleno en invierno que hacerlo en verano, donde abundan esos aromas tan, tan, pero tan rancios. Porque esa gente de mierda no se baña.
Si subís y hay algunos asientos vacíos, sabes que son malos lugares pero mejor que estar parado son, aunque siempre que pasa eso es en la parte delantera y vas a tener que cederlo a una viejecita o una mina embarazada que se suban. Es molesto sobretodo cuando estas apurado porque no solo detiene el micro en su marcha hacia tu destino sino que se quedan con tu asiento. Pero podría ser peor, podrían tener un niño de meses o un año que llora sin parar. Pero nada te llena mas de odio que ceder el asiento a una persona que se baja dos paradas después y un oportunista te madruga el asiento y te lo arrebata cuando vas a recuperarlo. Cuando te pasa eso queres ser poseedor de un lanzallamas e incendiar todo.
Cuando podes elegir asiento seguro vas al fondo y uno que sea individual, nadie quiere sentarse al lado de un desconocido podría ser un asesino o un hijo de puta peor al que te has convertido vos cuando viajas en micro. A menos que sea una mina y este mas que buena, porque ahí ni dudas en sentártele alado aunque no lo hables. El amor de Bondi (micro) es para otro tema (post) mas adelante.
El calor insoportable en un micro lleno en verano, el frío en un micro en invierno por un pelotudo que quiere tener la ventana abierta. La vieja a la que la familia no visita y que te habla en el micro de lo bueno que eran Perón y Evita. Casi tan insoportable como las dos cincuentonas que hablan de sus hijos compitiendo por cual es más triunfador. O el viejo de setenta que te asegura que con los militares todos estos negritos de visera y pantalones deportivos estarían controlados.
Por suerte existen los reproductores portátiles de música conocidos como mp3 o los celulares con al misma función y auriculares grandes para no escucharlos. También para escapar de negro de mierda que pone cumbia a todo volumen en su celular para que todos disfrutemos y a vos te dan ganas de meterle bala (dispararle) en una pierna para que sufra. Porque viajar en micro, ómnibus, bus o cumbancha te hace facho y te dura hasta 15 minutos después de bajarte del micro.