martes, 16 de diciembre de 2014

Los pateticos y las moscas circundantes

- A mi no me reconocen mi esfuerzo…
Existen seres, que ya le encontraremos un nombre. “Personas” que hacen del patetismo y de su condición de pobre ser, una cultura de la culpa para conseguir beneficios para salir de donde están. Ese estado de estancamiento creado por la propia construcción de su castillo de patetismo. Como si ellos tuvieran el patrimonio de pasarla mal en la vida, en el día a día.
No hay nada más patético que mendigar, apelando a ser un pobre tipo que nadie valora lo que hace. Tal vez lo que haces, no tiene valor para los otros. Pero en el egoísmo de ser buenos en lo que hacen y pensar que lo que hacen le debería importar a todos, buscan la excusa de que nos son valorados, la repiten una y otra vez.
- Lo que yo hago está muy bueno, es diferente…La repetición crea el paradigma, ejerce cierto sentido de a mayor veces es dicho e insinuado de forma sutil. Al mejor estilo propagandístico, durante el tiempo necesario puede crear un ambiente que lo beneficia. Haciendo que su alrededor crea que lo que dice es verdad, llevando esa cultura de patetismo y auto lástima. Hasta obtener lo que quieren a cualquier precio, entregando ideales, creencias y sobre todo la condición humana de luchadores. Supervivientes en busca de una meta que te genere esa alegría que te llena.
Ahora que los explique, riámonos de ellos con sorna. No hay nada más rastrero que mendigar reconocimiento, simplemente porque lo que te importa no es ser bueno en algo o hacerlo bien. Hipócrita. Sino lo que dice el otro, los otros, lo que opinan y vivís pendiente de eso.
Apelar a la lástima, a la culpa de los otros para conseguir algo que tal vez no puedan mantener. Es muy gracioso pensar cuanta gente de este estilo construye un castillo de naipes para conseguir la ansiada cúpula de oro que termina derrumbando el palacio, dejándolos donde empezaron. La nada.
- Yo no voy a dejar que le hagan a otros lo que me hicieron a mí…
Dejando las metáforas, Estos manipuladores de poca monta, devaluados. Cuando consiguen el objetivo muestran lo que son verdaderamente, sin la máscara son déspotas que atacan a los que están por debajo de ellos. En caso de conseguir un puesto de trabajo superior a otros. O socialmente destacando su importancia ganada de forma patética y minimizando los logros de otros que ve como rivales de su gloria ganada de manera leal y merecida.
Son manipuladores devaluados, poniendo sus energías en parecer dejados de lado y buscando en la mirada del otro el punto de referencia de lo que quisieran ser. El patetismo me da risa al final, porque al principio como a todos les creo. Hasta que me doy cuenta a donde están llevando las cosas, sus discursos repetitivos intentando mendigar apoyo en su cruzada. Para conseguir algo, que tal vez los llene un rato, pero sin esfuerzo verdadero al poco tiempo es solo un hueco que tienen que volver a llenar. Avaricia.
Todo lo que gastan, tiempo, fuerza, repetición, posturas y hacer un seudo culto de su existencia triste. Cuando pudieron pelearla y ganar, con esfuerzo un lugar, su sitio y estar llenos, conformes con ellos mismos.
Son manipuladores devaluados, condenados a caer, tarde o temprano, de los que nos reímos por atrás. En secreto para que no nos manchen con su discurso de moscas muertas y culto a la culpa. Porque dan tanta lástima que seguro por las noches se miran a los espejos contentos por todo lo que lograron…


viernes, 24 de octubre de 2014

Segunda parte: ¿El jugo vale la exprimida?


Regla, siempre alguien te va a hacer una pregunta metafórica que te va a cagar la cabeza, en algún momento de tu vida. Yo lo sé…
Un día estas por cumplir treinta, tus amigos organizan sus vidas. Algunos por suerte y otros por ser atrapados, todos en algún momento caeremos en esa trampa, sábelo. Te preguntas ¿Qué onda eso? (¿Cómo será?) te surge un poco de curiosidad. Es una señal de que a tu pequeño aventurero nómada de la vida se le está acabando la nafta, campeón.
Haces la tuya, como siempre, evitando lo patético de los casamenteros. Mientras intestas sobrevivir en el campo minado de la vida donde todos te hacen creer que estas más que equivocado y evitando que el bondi (ómnibus) no te te convierta en energumeno que quiere diezmar la raza humana cuando se llena, aunque haya un amigo escuchando música fuerte sin auriculares, haya olores y estas apurado por llegar porque sos otro esclavo mas del reloj, otro boludo atrapado en una rutina diaria, asfixiante, como entrar al baño después de un vegano.
Un día conoces a una chica, salís un par de veces y te hace sentir bien como cuando gana tu equipo 4 a 0 un domingo o como cuando comes muy rico y paga otro. Porque los hombres somos básicos, pero nunca hay que admitirlo. Primero solo la vez los fines de semana, en realidad viernes y sábado porque el domingo es sagrado para ver a tu equipo de futbol y comer con la familia.
El santo grial de todo hombre soltero, una mina que esta buena a tus ojos y con los pechos justos para el tamaño de nuestras manos, a algunos esos les importa. A otros que tenga un mejor ir que venir, porque claro, somos animales básicos. Si ellas nos preguntan qué fue lo primero que les vimos, contestamos “los ojos” y que lo importante es lo de adentro, porque es lo correcto y en cambio decir la verdad haría que te miren con una cara de “no me vas a cojer nunca salame”. Así de simples somos los hombres los primeros días, básicos y sexuales. Después llega lo otro, lo que tal vez es de verdad.
Un día comenzase a notar las cosas malas, producto de que empezaste a pasar más tiempo con ella y salir de ese estado idílico donde crees que es perfecta. Te pregunta cuándo va a conocer a tu familia o en su defecto a su equivalente social, tus amigos casados con hijos. ¿Por qué? Porque con esos debe establecer lazos.
Comienza a volverse un problema perder tu libertad, te sentís invadido y sospechas que oculta algo, lo sabes y no sabes que es. Por cómo se maneja, con su tiempo libre donde no sabes dónde está y evita ciertos temas. Usa la psicología de la culpa o de que es rara, para engatusarte.
Pero aun así, digamos sos aparentemente feliz. Hasta que tomando una cerveza en Antares (un bar) ese amigo mala onda o que siempre tiene una frase para tirar te dice después de una charla sobre ella donde vos le platicas de tus incertidumbres.
- ¿El jugo vale la exprimida? – sencillo, metafórico y letal para cagarte la cabeza -.
Primero como tomaste de mas, pensas que está hablando de las tetas de tu chica y estas a punto de violentarte contra él. Hasta que caes de qué habla, del sentido más choto (jodido) de la metáfora. Tu cabeza empieza a carburar, maquinar a mil kilómetros por hora de conjeturas y a hacer evaluaciones.
Ahí es cuando en tu cabeza detona una bomba nuclear con una onda expansiva que genera la necesidad de saber la verdad. No importa qué, pero hay algo atrás. Mientras seguís la vida, pero ya no la miras igual. Siguen teniendo la misma vida social.
Pero comienzas a notar todo lo sospechoso, lo que pensabas que era lo que debías aguantar de la otra persona, porque es parte de su personalidad. Dejas de mentirte y te vuelves honesto con vos mismo. Te esta cagando, entonces un amigo te suelta la frase “el que busca encuentra, sábelo capo”.
Todo termina en uno de esos quilombos (líos y cosa gorda) tremendo con un montón de involucrados por ambos lados y finalizas sintiéndote como un cachorro que fue arrollado. Pero con el tiempo te das cuenta que fuiste un ganso (un tonto) y que desde lejos el amor te ciega y te hace quedar como un pelotudo, como el tío borracho cuando hace sus gracias en la fiesta de navidad o año nuevo.
Cuando lo superas soles sentir lástima por la otra persona, por lo patético de todo el asunto y vergüenza de haber sido tan ciego en algo tan claro.

- ¿Cuál es la moraleja? – pregunto Emilio y pidió otra pinta de cerveza -.
- Que el amor es como un vendedor de autos usados, siempre te esta cagando con esa oferta. Omite esos pequeños detalles que después tenes que fumarte o padecer cuando empiezas a andar en el.
- Esa metáfora no me gusto.

- El amor es como las vacas, a todos les gustan y les parecen lindos animalitos. Algunos quieren protegerlas y otras las devoran, además hacen con sus cueros camperas que se ponen… para exhibirse.


jueves, 2 de octubre de 2014

Cangrejos y minitas con pene

En la psicología, si esos tipos a los que les pagas por escuchar tus problemas. Que a veces no te dicen nada y solo preguntan, mientras que otros apuntan a hacerte reflexionar, aseguran, que las mujeres poseen tendencia a la histeria y los hombres a la neurosis obsesiva.
Pero, existe algo que llamo la minita con pene. Se suele decir minita, a esa mujer con la que tenes algo o tendrías y sabes que va a ser intrascendente en tu vida. O a esa mujer que esta buena, pero sabes que jamás te daría bola (te tomaría enserio). Siempre en tono despectivo, esa minita histérica que no se decide. Existe un tipo de hombre, que este calificativo que fue acuñado por su propio género le queda como anillo al dedo, la minita con pene.
Este hombre que está bajo los efectos de la histeria, esa excitación nerviosa y una neurosis obsesiva es tan peligro para las mujeres como poner a un daltónico a cortar el cable verde de una bomba que le quedan 3 segundos. Incapaz de tomar riesgos o decidirse por una mujer, aunque esta lo ponga en una situación de blanco o negro por temor a errar o fallar saldrá corriendo como un perro con la cola entre las patas.
Este tipo de hombre, es víctima del mismo adjetivo peyorativo que creo tiempo atrás y que usa en forma defensiva. Un pelotudo importante, también conocido como el homoboludus una evolución en la cadena de la inseguridad y la incapacidad de involucrarse sentimentalmente con una hembra o macho de su propia especie.
Pobre de la mujer que fije sus ojos en uno de estos seres del bestiario urbano, está condenada a sufrir y padecer los cambios de humor, la bipolaridad estructural en sus relaciones o casi relaciones sentimentales.
- Somos solo amigos – dirá el muchas veces, no para que ella lo entienda, sino para el convencerse y sentir que no pierde su independencia -.
La minita con pene no entiende indirectas o sutilezas de la cortejante, porque un día la quiere conquistar y otro solo como amiga. Hace cosas como mandar un whats ap o un sms cuando pasa por la puerta de tu casa a la madrugada preguntando si estas durmiendo. O hace cosas peores que son dignas de un premio nobel a la pelotudes masculina enviando mensajes como los siguientes.
“Vas a salir con tus amigas después de tomar algo con tus amigas” envía él
“No, me vuelvo a casa, ¿vos?” responde ella, dejando lugar a que él se anime a algo, está usando la técnica cangrejo, piola y buena onda.
“Me voy a quedar en Antares ahogando mis penas con cerveza, por aquel amor de esa ex novia por la cual tengo melancolía” la minita con pene, es un pelotudo que tiende al melodrama y que suele arruinar todas esas oportunidades. Además de que esa mujer que recibió ese mensaje entre patético y suicida sentimental lo elimina de toda posibilidad de llegar a algo y de todas las vías de contacto.
La mujer que usa la técnica del cangrejo cuando se encuentra con una minita con pene, termina descubriendo lo que todos los hombres intentamos ocultar en mayor o menor medida, somos a veces bastante pelotudos. La técnica del cangrejo es insinuarse con estilo y de forma indirecta, porque a ella le gusta él, pero no va a regalarse. Así que en vez de caminar de frente (casi regalarse con moño) tiene amor propio y actúa la danza de la conquista caminando de costado como el cangrejo (no se hace la difícil, es piola y tira indirectas) así de forma indirecta el hombre capta el mensaje.
La minita con pene, suele estar atrapada en un bucle de su propia pelotudes condenado a cometer los mismos errores, una y otra vez. Hasta que un crítico social, cínico y sarcástico que ya ha sobrevivido a las minas explosivas de errores que la sociedad ha puesto en la vida cotidiana lo encuentra. Alguien como yo, sin ser modesto, es como lanzar una bomba nuclear en un cementerio lleno de zombies. Sublime.
Primero se le traduce las frases como “No estoy durmiendo, estoy sola en casa” que quiere decir, “Estoy sola salame, tírate el lance de venir a tomar y café, así negociamos un rendición que le cierre a las dos partes”. O “tenes que hacerte cargo de las cosas que generas” que quiere decir “sos más lento que una tortuga, hace varios meses que te estoy tirando onda salame date cuenta”. Y tantas otras formas de demostrarle que se la perdió por hacerse la estrella indecisa.
Cuando la mujer se aleja del indeciso minita con pene, este reacciona por el miedo a perderla y encara, a veces es demasiado tarde y otras la joven acepta al homoboludus pensando que tomo una decisión y dejo de ser un histérico. Pero no sigue siendo el mismo pelotudo que un día va a hacerse el superado de que solo son amigos, o con frases como “conmigo no tenes que juntar puntos” no somos nada, se queda toda la noche en tu casa y al otro día cuando se va agradece.
A esta gente no hay que pagarle ni una birra (cerveza) por pelotudos…

hace click aca y ------>     minitas con pene

lunes, 22 de septiembre de 2014

Tercera parte: Están los que hacen algo y los que no hacen nada (hombres)

Más que cobardes, cautelosos aterrorizados y tontos…
El del el del medio siempre pierde, es una de las grandes máximas de la vida y que pregono con una convicción que a veces me asusta. Sobre todo cuando descubro que soy yo el del medio otra vez.
Los hombres decimos que no tenemos miedo, una mentira para vernos fuertes ante otros hombres o ante lo que es lo importante, una mujer que nos importa. Los que capitalizan el lado sensible que les encanta a las mujeres, dicen a que le temen, eso suma puntos con el sexo opuesto. Pero jamás decimos cuales son nuestros verdaderos temores, los que nos petrifica. Le tenemos miedo al fracaso, la posibilidad de no conseguir algo que nos importa de verdad, esa mujer. Le tememos a tener éxito, a conseguir eso que queremos, esa mujer y sabemos que esta mas allá de nuestras posibilidades reales. Que irremediablemente la vamos a cagar tarde o temprano.
Le tenemos miedo a morir sin cumplir nuestras metas y siendo seres simples y efímeros, como una de esos seres de la televisión. A perder “La” oportunidad de nuestras vidas, el billete de lotería que te dará el premio mayor por ser inseguros y grandes boludos. Entre otras cosas a quedarnos inmóviles al cruzar la calle cuando viene un camión doble remolque de frente.
Vivimos así porque somos boludos (tonto + torpe) consientes al negar que tenemos pavor a estar en una encrucijada de la vida donde la decisión que tomemos decida algo que nos importa, preferiríamos que otro lo haga y así si fracasamos tener a quien culpar. Cuanto más importa somos más boludos y miedosos, atrapados todo el tiempo en inseguridades que nosotros mismos nos creamos al pensar demasiado, una y otra vez, que en otra situación no tendríamos. Como cuando decidís que tipo de caramelos masticables queres comprar.
Cuando una mujer nos mira a los ojos y nos importa, trazamos la meta y no queremos ser efímeros en la vida de ella, porque tal vez delante nuestro este “La” oportunidad de nuestras vidas, que nos saque del patetismo de la soledad y salir cada fin de semana a cazar un poco de amor. Como un paliativo para llenar ese hueco de insatisfacción en nuestra existencia machista y vidriera entre pares. Pero sentimos la bocina de ese camión y esos ojos que deseamos nos iluminan. Quedamos petrificados, sin saber qué hacer, inmóviles como un cachorro a punto de ser atropellado por un camión de dos remolques que trae más de 100 toneladas a una velocidad que seguro dejara consecuencias.
Y si te tira una o dos indirectas, queras boludisado a altos niveles esperando el golpe.
Están los hacen algo y los que no hacen nada, los primeros, se ponen a pensar estúpidas estrategias de acción, planificación de factores favorables para ejecutar el plan y que todo sea perfecto. Nunca sale perfecto, lo sabemos porque en algún momento la cagas representando algo que no sos para impresionarla con tal de conseguir el objetivo. Un boludo. Primera posibilidad, fallas porque la cagaste haciéndote el banana (piola, canchero) o diciendo las boludeses equivocadas para impresionarla y decís ¡Hola depresión gracias por venir! La segunda es tener éxito y empieza el proceso donde intentas mantener la mentira que representaste o lentamente ella descubre la basura bajo tu alfombra, la que trataste de ocultar. Las mujeres odian las mentiras ¡sábelo!
Los que no hacen nada, ven pasar esa oportunidad. Pensando en lo que podría haber sido, haciendo conjeturas y te preguntas cosas estúpidas como ¿te imaginas ser feliz? Debe estar bueno. A veces pienso en lo borderline que es hablar con unos mismo. Pensas que es una linda anécdota, pero la gente te hace entender lo boludo que fuiste y algún sabio te dice “el NO ya lo tenias salame” y ahí te mentís diciendo “no quería arruinar la relación de amistad que tenia” esa frase evita que algunos crean que sos un salame, pero a la mayoría le reafirma que lo sos al decirla. Ahí es cuando tocas tierra y te das cuenta lo tonto que fuiste y entonces ¡Hola depresión!
La mejor forma de no ser el del medio, es hacer algo. Primero hay desboludisarse, no hay que mentirse o ser otro para ganar, eso es para los salames. Los tibios pierden. En conclusión me siento un boludo al escribir algo tan trillado, los hombres somos bastante boludos y lentos cuando más importante es el desafío y que lean esto me van a querer apedria por revelar el secreto que todo el mundo sabe.
Terminas hablando con un amigo psicólogo y sociólogo a las 3 de la mañana y caes en cuenta que este texto es estar en el medio, la única forma de no estarlo sería dejar de mirar el borde. Debería tomar carrera y saltar… Más que cobardes, cautelosos aterrorizados y tontos… ¡Hola depresión! ¡Hola creamstout!


jueves, 18 de septiembre de 2014

Primera parte: cupidos, casamenteros, acomodadores y directores del amor

El camino al infierno, esta pavimentado de buenas intenciones… ¡sábelo!
En una nueva entrega de este diccionario de los seres urbanos modernos, donde ya hemos conocido al Putitooo, a los los enmascarados del carnaval de la vida y a los boludos que se mimetizan entre otros especímenes.
En esta oportunidad me enfrento a describir a un grupo de seres que son casi admirablemente y casi carne de diván, que comparten un fin común. Para algunos desilusionados de la vida su última esperanza, y para otros, una pesadilla, peores que moscas en un asado de verano o un grano muy grande en el culo.
Los cupidos y casamenteros, no son lo mismo por la simple razón de que los primeros tienen como objetivo crear una conjunción que podría derivar en una relación y tal vez, podría, quien sabe, llegar a un casamiento. Unos tipos que apuestan con la vida del otro, como cuando alguien se golpea y todos nos reímos instintivamente. Los casamenteros, ya están pensando en tu funeral, perdón, digo tu futura boda. Porque están seguros de que lo que ellos planean, llegara a buen puerto y no hay lugar al error.
Son una especie de sociólogo y matemático estadístico de las relaciones humanas. Un persona que un día por un caprichoso motus propio o por el pedido de un desesperado suelta sutilmente un “creo que te puedo presentar a alguien” una clara propaganda que como el cartel del una casa de comidas debería estar subtitulada con una frase que diga “la foto o promesa es ilustrativa y tal vez no llegue a buen puerto o te cague la vida”. Cuando dijo eso, ya tenía todo más que estudiado y en un 50% de los casos la otra parte ya es parte del plan. Ya había hecho un perfil psicológico y sociológico casero de las dos personas, una estadística matemática de compatibilidad en busca del menor margen de error. O simplemente su mujer o marido, le sugirió que lo haga.
Otra de las diferencias sutiles entre el Cupido y el casamentero es que el primero te invita a esta aventura de conocer a alguien. En cambio el casamentero cree que esta es tu última oportunidad de no morir solo, por lo cual te martilla el cerebro repetidas veces con frases como, “es lo que estas necesitando”, “te va a cambiar la vida” (como si fuera que te ganas 36 millones al lotto), “lo importante es lo de adentro” y mi favorita “es la/ el indicado para vos”.
El acomodador es un ser despreciable, una persona que cree tener razón y el deber de actuar sobre la vida de los demás. Las cosas van en pares, en su mente. Una persona sola es por silogismo simple un ser triste y fracasado, tiene el deber de intervenir en esa vida de ese pobre diablo o diabla y salvarla por su bien. Llevando a su puerta otra persona con quien estar y ser felices. Aquí no hay un estudio sociológico, sino una seguidilla de opciones. Un cruel múltiple choise y desfile de lo que hay en oferta, en que el acomodador empieza sistemáticamente a dar opciones entre personas para ver a cual puede juntar o endosarte como un pagare que alguien cobrara muy caro.
El director/a del amor es un artista, una persona por la cual sacarse el sombrero. Esta persona, tiene la buena fe de los cupidos y quiere que conozcas a alguien, la seguridad de poder lograrlo de los casamenteros y ese dejo de maldad de los acomodadores de intervenir en tu vida.
Como sociólogos estudian a los especímenes que van a usar, las estadísticas matemáticas y que deben usar para aumentar la probabilidad de éxito de su objetivo. Una vez terminado el trabajo comienza la propaganda subliminal donde sutilmente empieza a nombrar, a crear conjunciones entre las dos personas con el objetivo de terminar su trabajo de campo. A cada una por separado le empieza a hablar bien sistemáticamente del otro sin levantar sospechas, mezclando relato con marketing. Poco, sutil y estudiado, pero efectivo y dejando lugar al misterio y curiosidad del otro. La expectativa sugestiva como arma letal.
Su maldad reside en montar una obra de teatro, una situación o un coto de caza donde sin tener injerencia directa estas dos personas puedan llegar a lo que él desea. Buscando poder llegar a término para así contarlo, si es una mujer a sus amigas en su tarde de chusmerio (chismerío) o si es hombre en el bar a sus amigos. Y ambos en una fiesta como anécdota. Jactándose de su gran obra, de su arte moderno que a veces es efímero y si eso pasa él o ella tendrá su pago. La satisfacción de su ego de haberlo hecho.

A todos nos paso alguna vez toparnos con uno de estos seres…
Porque tener la razón es una mierda

continua ¿el jugo vale la exprimida?

martes, 2 de septiembre de 2014

La matemática de la vida y el destino

¡Hay un sambuche para vos al final del texto!
Cuando somos chicos, nadie nos dice la verdad tacita. Mientras nos criamos viendo películas de Hollywood donde todo termina bien, después del giro dramático donde esta todo a punto del irse al carajo. Casi nadie se apiada de la inocencia de los pequeños para decirles, que cuando sean grandes, tal vez las cosas que soñamos jamás se hagan realidad. Que pasa y es normal que pase, es una posibilidad.
Nadie nos cuenta de ese sorpresivo sambuche, sábelo.
Pero no, así como nos mienten con el gordo comunista de rojo que nos trae una vez al año a todos los niños que se portan bien un regalo. O los tres reyes magos tienen a un negro entre sus filas para tener la cuota de diversidad necesaria para no ser acusados de racistas. Nos hablan del destino y la vida, con frases tan hechas que las terminas adoptando para justificar que no te toca. Frases como “son cosas de la vida”, “el destino es caprichoso”, “la vida y el destino obran de formas misteriosas” y mi favorita “y bueno, ya llegara”.
Mientras te masticas, toda esa basura de Hollywood donde la chica del servicio domestico se casa con el magnate (príncipe azul) y vive feliz para siempre. Creciendo que vas a encontrar al amor de tu vida en una situación tan perfecta y hermosa que le daría un pico de glucosa a un diabético de solo verlo. O que mientras cantas en el trabajo, limpiando los inodoros de un bar un productor te va a descubrir. Aun mejor, que sos el próximo Maradona, el nuevo crack del fútbol mundial y que en cualquier momento vas a explotar y vas a terminar jugando en Italia casado con una super modelo divina y viviendo en una mansión.
Pero a veces te toca otro sambuche, sábelo.
Eso implica que en la matemática de la vida y el destino, tengas lo que se llama “todo el orto del mundo” que se alineen una serie de probabilidades y variables, que todo el universo juegue en tu equipo. Eso es tan creíble como las expresiones actorales de keanu reeves en una película de cualquier género.
Te aviso, muchas veces la matemática de la vida y el destino te va a hacer sentir como si estuvieras meado por un dinosaurio de proporciones colosales. No vas a ser el único, esta la señora adicta a las maquinas del bingo que se levanto al baño y la persona que se sentó a jugar gana el premio mayor. El adolescente que se anima a invitar a salir a la chica linda que le gusta, ella lo rechaza por gordo y se lo dice en la cara. El administrativo que después de 20 años de trabajo ve como ascienden a jefe a uno de los nuevos empleados.
Esos giros dramáticos que en la película logran pasarse, para terminar en un final feliz. En la vida cotidiana, suele ser una curva mortal que si pasamos es porque tenemos todo el orto del mundo y si fracasamos estamos meados por un dinosaurio de proporciones colosales. Cara o cruz.
¡Alto sambuche!
Si buscas esperanza, este no es el lugar. En el día a día, vas a encontrarte con familias perfectas donde todos son exitosos y familias que tienen historias terribles. Pasa, es una mierda y eso es lo que hay que saber. No esperes alguna revelación que cambie tu vida en este texto, como si fuera una película. El único ser que te va a ayudar, es tu propio instinto de supervivencia, voluntad y como dice un gran filosofo moderno DBP “la vida a veces es un sambuche de caca al que a veces le tenes que dar inevitablemente una mordida”.

mas o menos bien

jueves, 14 de agosto de 2014

Contestando los Correos atrasados de fanáticos Primera parte. Vamos por partes y contesto todo. Algunos de diciembre de 2012 a julio de 2014


Empecé a leer tu blog hace poco tiempo y me parece genial. Me siento identificada con el post de “los boludos que se mimetizan” y quería pedirte más técnicas para descubrirlos. Ya que en mi vida me he encontrado varios y me case con uno.
¡Bienvenida lectora anónima! Todos tenemos boludos mimetizados alrededor, son inevitables y solo queda estar prevenido. Debo tener más técnicas, pero hay cosas que solo da la experiencia y el odio a la sociedad o universo. En cuanto a tu esposo, hay que ver qué tipo de boludo es, hay muchas subespecies así que cuídate.
Hola, creo que mi hermana era la chica de la remera de franja morada…
La del post de “hacer la cola
”. Mi más sentido pésame.

¿Quería saber si Emilio existe o es personaje ficticio? Porque aparece en varios post como ejemplo, o , ¿es una herramienta didáctica?
Si, Emilio existe y es un espécimen único, aparece en “ser tibio…”, “momentos” y los que no vieron la luz “amor en el bondi” y otros.
Igual Emilio no es su verdadero nombre, protejo su identidad para que no sea víctima del descanso publico o sea llevado como un detector de tibios, boludos o algo así.

Hola mi nombre es Nicolás, naci y crecí en Lomas del mirador. En 2001 me vine por laburo a Rusia. Leo tu blog, aunque quiero quejarme que actualizas poco y me gustaría que haya más material para leer. Tu blog me mantiene en contacto con cierta argentinidad, cruda y de humor negro que me encanta, que todos tenemos y ocultamos. Gracias
De nada, y es bueno saber que hay otro hijo de puta como yo al otro lado del mundo.
¿Saldrías con una chica que lee tu blog?
¿Qué tan buena esta?
Creo que soy putito, me puse a salir con la hermana de mi mejor amigo y no me hice cargo de contarle. Deje que ella se lo contara y lo evite por un par de semanas.
Definitivamente sos “putitoooo” y cagon cinturón rojo, pero seguro que zafaste de que te llene la cara de piñas. Pero sin más detalles no puedo opinar correctamente. Igual sos la envidia de los cagones cinturón negro que ni se animan a encararse a la hermana del amigo que les calienta y termina manoteando el ganso en la ducha diciendo su nombre.

Queda banda de correo por contestar, igual a los que putean no pienso publicarlos porque los alagos me los guardo. No me gusta ostentar y hacer auto bombo (cancherear). Bueno me pongo a escribir algo porque están muy demandantes, quiero que lo sepan, son como la ex esposa que no tengo y no me gustaría tener.

jueves, 26 de junio de 2014

Los boludos que se mimetizan…

No hay nada más peligroso que un boludo con buenas intenciones, definitivamente son los monos con navaja de la posmodernidad en la que vivimos. Son como bombas de tiempo que quieren ayudarte y terminan explotando partes de tu vida. En cambio el boludo con mala intención es menos peligroso, claro sus malas acciones están regidas y luchan contra su propia boludez.
Pero existe algo llamado, el boludo que se mimetiza. Es ese personaje que no parece un boludo, hasta que estalla y siempre es en una situación límite. Es como un camaleón que parece piola, un tipo copado (cutre) que apareció en nuestra vida y llegas a decir, que grande este flaco/a debí conocerlo antes.
Lo que no sabes es que es un boludo mimetizado que termina mandándose un bien gorda, como levantarse a tu hermana y enterarte por ella. Querer ayudarte a levantarte una mina y levantársela él por accidente, te pide disculpas pero sale con ella. La boluda que le decís, “me gusta ese vestido” y se lo compra para ella. Esa mina que deja a tu hermano por tu mejor amigo y te pone en medio de un huracán (¡ma que huracán es un tsunami de quilombos!). Es la persona que te mete en cosas tan disparatadas como que compro un camión de doggy robado y se lo quiere vender a la mafia rusa porque cree que es un gran negocio.
Este ser, otro más de este bestiario urbano que he estado presentado en este año y monedas. Es indetectable hasta el momento que demuestra su boludez de pura cepa, y ese momento cambia la relación para siempre con esa persona. Es como si todo ese tiempo anterior a esa gran ignición de boludez hubiera estado aguantándose para no demostrarlo y libera todo junto.
Yo podría ser un boludo mimetizado, vos podrías serlo y porque no él. Pero la forma más segura de darse cuenta que no sos uno de estos boludos mimetizados, simple, porque él no se da cuenta de su gran acto de boludez y cree que es correcto, está bien su proceder. Lamentablemente nadie zafa de encontrarse con uno de estos boludos, me remito a la triste historia de Emilio. Viejo abonado a este blog con sus paradójicas anécdotas y llenas de mala suerte (leche).
Emilio conoció a la mujer perfecta para él (cada hombre tiene una ideal de mujer perfecta para sí, la mujer perfecta a grandes rasgos no existe). Una chica aparentemente buena, muy bonita y para el gusto de Emilio con los pechos del tamaño justo para sus manos. Compañera que le ceba mate cuando estudiaba, jugaban juntos a la play y el podía hacer el sacrificio de bancarse un disco de Shakira por amor.
Lo que Emilio no sabía, era que ella era una boluda mimetizada a punto de explotar en una reunión familiar. Le pareció raro que no quisiera sentarse junto a sus primos de conurbano, o que no quisiera bailar con su primo al que llamaban el negro y todos esos chistes racistas que hacia cobraron otro sentido. Sobre todo cuando la abuela de 93 años apoyaba cada chiste como si fuera una verdad de la vida, pasa que la abuela es anciana y la gente de esa edad tiene la obligación de ser facho como mirtha legrand.
Resulto que la rubia era nazi, además de ser una boluda mimetizada y el colmo fue cuando le dijo que tenía una familia de negros y cuando se casaran no lo iba a dejar entrar a la casa. Ese comentario lo escucho la prima de Emilio, Lorena que aparte de tripera (hincha de gimnasia) es piba de cancha con pocas pulgas y le lleno la cara de dedos. El resto de la historia se las pueden contar en la comisaria 7.
Así que lamentablemente no podemos cuidarnos de los boludos que se mimetizan, solo sobrevivirlos, es parte de la vida. Parte de la vida como el hit del verano, esa canción boluda que se te pega y terminas tarareándola…

lunes, 9 de junio de 2014

Una Odisea futbolística y 148 la puta que te pario, el halcón

En la semana viajaba en micro y de repente sube un enano vestido de albañil, me pareció curioso que hablara en voz alta con alguien que supuestamente estaba junto a él. Pero el enano estaba solo…
El Fútbol, las mujeres, el arte, la música, etc. Existen pasiones difíciles de explicar y eso la convierte en únicas. Por una de ellas uno puede hacer cosas increíbles o convertirse en un monstruo social repugnante. Confieso que yo soy uno de esos, además de ser un hombre afortunado por tener una vida singularmente maravillosa donde suceden hechos extraños, a veces en cadena.
Me levante temprano, el equipo de mis amores jugaba un partido importantísimo. Así que agarre la casaca y en compañía de mi viejo fui en busca del micro rumbo al estadio porque me gusta llegar temprano. Ese fue el momento donde todo comenzó, de camino a la parada en un club un tipo les gritaba a Dios y a su cuñado. Sigo caminando un poco más rápido y al rato el tipo sale corriendo se sube a su camión le da marcha atrás con todo y lo clava en la zanja. Se baja, se para delante del 11 14 y lo empieza a putear mientras gesticula.
Su al micro, mañana de domingo ¿Cómo no esperarse una escena decadente? Donde hay un hombre dormido sosteniendo un bebe que juega con una especie de sonajero. Una chica inconsciente en un asiento con el maquillaje corrido mientras el mirón del micro le mira la bombacha porque esta despatarrada en pollera.
Cambio de micro dos veces más, con habitantes que combinan colores irrisorios donde todavía existen los jeans nevados y las babuchas animal print. Hasta llegar al viejo terruño donde hay un cartel que dice “Todo pasa, la gloria es eterna” entonces desayuno y camino a la cancha.
Horas de espera, cancha llena de todos locales y la fiesta empieza porque todos vinieron con la familia. Entonces el equipo empieza a jugar mal y sin ideas, ya hay un gordo que pasó la baranda y en la cornisa le grita al 4 que corra. Un par de jugadas, un par de macanas y termina el primer tiempo.
Empieza el segundo tiempo, los recordatorios a la madre del árbitro son más fuertes. Mantengo la cordura, pero no, un jugador se manda una fea entonces junto aire.
- Diez, dona los órganos, MUERTO -.
El gordo me festeja y le grita al técnico que meta un cambio. El técnico saca al mejor jugador, bajan los silbidos. Termina el partido, el equipo encara para el túnel y desde una platea cae una zapatilla 44 mientras otros hinchas putean colgados del acrílico.
Vamos a un desempate, el miércoles en cancha neutral y los niños lloran mientras los padres intentan consolarlos. Los viejos putean sin parar retroalimentándose entre ellos y de repente veo un enano solo llorando vestido con el equipo de ropa deportiva del club.
- Estos hijos de puta no pueden poner ímpetu por la gente, vinimos de todos los rincones del país para ver el partido - Los nenes, algún pibe lloran -. Mira jorge hicieron llorar al enano – comenta un viejo -.
- Hay que echarlos a todos. Hay un boludo que vino desde Ecuador a ver esta mierda.
Una tristeza la salida del estadio, 3 días mas de sufrimiento y espera. A tomar el micro de regreso, cada cual a su parada puteando bajito. Pero el 148 no para, sigue de largo el primero, el segundo y el tercero…
- ¡Estos Forros! ¿Sabes porque no paran pibe? Porque el 148 es el Halcón, son los de Defensa y justicia y nos tienen bronca porque les rompimos tanto el orto y todavía les duele – grita un viejo agitando su bastón contra el bondi mercedes benz -. ¡La puta que te pario halcón!
Las puteadas se multiplican seguidas de un ¡hijos nuestros! ¡Hijos de puta! Y alguien ensaya un ¡culo roto! Entonces se produce la magia, el enano se ríe, se para porque estaba sentado en el cordón de la vereda. Agita la mano y empieza a cantar.


viernes, 16 de mayo de 2014

Los enmascarados del carnaval de la vida.


Juro que este texto tiene gracia al final, creo.
Partes del día a día, de la vida están poblados por un carnaval. Donde habitan seres casi fantásticos, tremendamente irreales, difícil de sostener, pero que existen y solemos sobrellevar con ellos. Esa gente con la que tenemos que bailar, lidiar en el escenario de la vida. Pero la vida no es un escenario, ellos lo convierten en uno.
Tienen diversas formas, “no todo lo que brilla es oro” a veces es mierda pintada. Cada uno de ellos tiene una máscara distinta, a veces más de una y alguno hasta todo un repertorio que usan para sus interpretaciones o funciones.
El hipócrita de todos los días, el monstruo de mil caras que cambia sus ideas o posiciones según convenga, también de con quien este. Un hábil danzarín que suele sostener sus interpretaciones hasta último momento. Con una mano te golpea la espalda y con la otra te apuñala con una cuchara. Sabe que tarde o temprano va a caer, por eso exprime cada momento, a cada persona.
El falso del momento, no hay que confundirlo con el hipócrita que lo es con todos los que le conviene. El falso solo usa su máscara con una o dos personas, que tiene que tragarse porque comparte habitad con ella. Amigas/os de su novio/a, compañeros de trabajo, parientes a los que detesta y eso incluye suegros. Tiene la tendencia a aplicar comentarios que atacan a la persona con la que son falsos. Minar la vida social de su blanco. Expertos en demolición social.
Los obsecuentes de la vida, son los tibios de las palabras. Siempre asintiendo lo que los demás dicen, y suelen decir lo que el otro espera escuchar. Gente que odia mancharse, por eso son los primeros que dicen “te lo iba a decir pero no me anime”.
Los egoístas del yoismo clásico, están todo el tiempo mirando su ombligo, su vidriera donde necesitan destacar y seguir brillando. Usan una vara de medida que siempre los favorece y un repertorio de excusas que siempre destacan lo que ellos hacen en contra de los que hacen los demás, aunque sean lo mismo.
Son las figuritas repetidas que vienen en los sobres del álbum de la vida, pegas las primeras hasta que te avivas y las demás las podes descartar como si nada. Porque si no les das importancia, pierden su vidriera y desaparecen al no poder representar su obra. Algunos terminan en juicios morales de la sociedad, acusados y condenados. Pero rehacen sus fechorías en otro lugar con otro público.
Son una paja triste de un jueves de invierno por la noche donde no hay que hacer nada. El hipócrita de todos los días, termina no pudiendo sostener sus fachadas y toda esa mierda que reparte a escondidas termina tapándolo. Sin saber qué hacer, sin excusas termina armando su valija social y yéndose como esa mina/tipo que no queres que nadie sepa que te volteas. Porque te da vergüenza.
El falso del momento, termina consumido por la ira de soportar a alguien que no quiere ver, escuchar y menos observar sus victorias sociales. Termina estallando en forma de energúmeno desbocado y diciendo las verdades que evita mencionar. Casi siempre este espectáculo dantesco ocurre en una reunión, donde termina siendo ejecutado socialmente.
El obsecuente de la vida, termina siendo preso de su indecisión. Al nunca jugarse o decir la verdad o revelar sus pensamientos, termina en algún momento atrapado e interpelado por dos facciones en algún conflicto entre dos partes totalmente opositoras. Termina denostado por ambas partes y convertido en paria social.
Los egoístas del yoismo, terminan confiados de que son los mejores. Terminan siendo presos de ellos mismos, porque esa confianza, no es seguridad y en algún momento fallan cortando el cable equivocado de alguna bomba social que les explota en la cara. Todo aquel al que abandonaron y que los ayudo, volverá como fantasma de su pasado listo para cobrar viejas deudas.
En este carnaval, la espuma es mierda. Siempre como espectador serás manchado al igual que los enmascarados. El truco reside en llevar un revolver conceptual de balas de sarcasmo, cinismo y verdades que no hay que dudar en disparar.
No hay nada más divertido que ver a un hijo de puta quedar en ridículo y que no sepa para donde correr. Es como ver a un tipo al que una pelota o un bate le da en las bolas y cae al suelo.


Bonus track

miércoles, 7 de mayo de 2014

El vocabulario y la desconfianza

No hay nada que me provoque mas desconfianza que una mujer que habla con demasiados diminutivos, es sospechoso a menos claro que sea una maestra jardinera.
A los quince minutos que estas charlando con esta gente no entendes nada, porque no sabes si volviste al jardín de infantes o la pelotudes humana llego a un nuevo nivel que no esperabas. Si es una maestra jardinera en lo único que pensas es si deberías intentar realizar esa fantasía que siempre tuviste. Entonces dejas la cara mientras pensas y ella habla con diminutivos.
Aunque también me generan desconfianza las personas que hablan en plural como si fueran parte de un rebaño, suena a secta. “nosotros encontramos el equilibrio para pasar sentirnos bien”. Siempre intentando de incluirte, y si llegas a insinuar que no te interesa o te parece una boludes de golpe cambia su actitud. Pasan a estar enojados porque no están entendiendo el todo. Nunca saben explicar en español que es ese todo. Pero terminas sintiéndote culpable por no comprender, ni lo que quieren o lo que deberías querer. Se te llena el culo de preguntas…
Después están los conversadores una extraña raza de seres de gran vocabulario, más bien son una diarrea de palabras todo el tiempo. Me genera desconfianza que siempre tiene algo para contar y es urgente. Te cuentan su problema o anécdota, y después como un examen tenes que opinar. Opinar como ellos esperan que opines, en ese punto es cuando todo empieza a complicarse. Porque nadie es adivino y equivocarse puede llevar la conversación a que esta persona se auto proclame un incomprendido, él gana y nosotros quedamos como boludos.
Entonces porque se supone que es tu amigo le vas a contar algo que te paso, empezas el relato y te interrumpe porque se olvido un detalle de su problema o anécdota. O peor tiene algo para contarte que le está pasando y es re problemático, no sabe que vestido usar en una boda o que vino a la cena con los suegros. Ahí comprendes que tomar café con esa gente es barato, porque sos el psicólogo barato de alguien.
Es como esas nuevas formas de preguntar que no sabes si el idioma esta tan deforme o te están gastando, “¿he champion me decís la hora?” está muy de moda mezclar idiomas. “¿maese donde queda la estación?” “capo ¿sabes dónde puedo cargar la sube?
Otro ser que me da desconfianza es el forro urbano, es ese tipo que pregunta de forma indebida o tiene acciones en la calle o transporte público. Es el tipo que cuando ve subir a una mujer gordita al micro faltando poco para bajarse le sede su lugar acompañado de la frase “señora embarazada siéntese” La mujer avergonzada y furiosa no puede reaccionar. El forro urbano tiende a cuando hace una pregunta usar el antónimo de tu estado físico, “flaquito, me decís la hora” dirigiéndose a un joven rellenito o “gordi estas hermosa” refiriéndose a una joven flaquita.
Tal vez soy demasiado desconfiado y toda esta gente sean personas buenas que solo quieren un futuro mejor. A las cuales hay que comprender y tolerar, esperando que entren en razón en un futuro. Mentira hay que mandarlos a la puta madre que los pario, en post de nuestra salud mental.