miércoles, 7 de mayo de 2014

El vocabulario y la desconfianza

No hay nada que me provoque mas desconfianza que una mujer que habla con demasiados diminutivos, es sospechoso a menos claro que sea una maestra jardinera.
A los quince minutos que estas charlando con esta gente no entendes nada, porque no sabes si volviste al jardín de infantes o la pelotudes humana llego a un nuevo nivel que no esperabas. Si es una maestra jardinera en lo único que pensas es si deberías intentar realizar esa fantasía que siempre tuviste. Entonces dejas la cara mientras pensas y ella habla con diminutivos.
Aunque también me generan desconfianza las personas que hablan en plural como si fueran parte de un rebaño, suena a secta. “nosotros encontramos el equilibrio para pasar sentirnos bien”. Siempre intentando de incluirte, y si llegas a insinuar que no te interesa o te parece una boludes de golpe cambia su actitud. Pasan a estar enojados porque no están entendiendo el todo. Nunca saben explicar en español que es ese todo. Pero terminas sintiéndote culpable por no comprender, ni lo que quieren o lo que deberías querer. Se te llena el culo de preguntas…
Después están los conversadores una extraña raza de seres de gran vocabulario, más bien son una diarrea de palabras todo el tiempo. Me genera desconfianza que siempre tiene algo para contar y es urgente. Te cuentan su problema o anécdota, y después como un examen tenes que opinar. Opinar como ellos esperan que opines, en ese punto es cuando todo empieza a complicarse. Porque nadie es adivino y equivocarse puede llevar la conversación a que esta persona se auto proclame un incomprendido, él gana y nosotros quedamos como boludos.
Entonces porque se supone que es tu amigo le vas a contar algo que te paso, empezas el relato y te interrumpe porque se olvido un detalle de su problema o anécdota. O peor tiene algo para contarte que le está pasando y es re problemático, no sabe que vestido usar en una boda o que vino a la cena con los suegros. Ahí comprendes que tomar café con esa gente es barato, porque sos el psicólogo barato de alguien.
Es como esas nuevas formas de preguntar que no sabes si el idioma esta tan deforme o te están gastando, “¿he champion me decís la hora?” está muy de moda mezclar idiomas. “¿maese donde queda la estación?” “capo ¿sabes dónde puedo cargar la sube?
Otro ser que me da desconfianza es el forro urbano, es ese tipo que pregunta de forma indebida o tiene acciones en la calle o transporte público. Es el tipo que cuando ve subir a una mujer gordita al micro faltando poco para bajarse le sede su lugar acompañado de la frase “señora embarazada siéntese” La mujer avergonzada y furiosa no puede reaccionar. El forro urbano tiende a cuando hace una pregunta usar el antónimo de tu estado físico, “flaquito, me decís la hora” dirigiéndose a un joven rellenito o “gordi estas hermosa” refiriéndose a una joven flaquita.
Tal vez soy demasiado desconfiado y toda esta gente sean personas buenas que solo quieren un futuro mejor. A las cuales hay que comprender y tolerar, esperando que entren en razón en un futuro. Mentira hay que mandarlos a la puta madre que los pario, en post de nuestra salud mental.

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