jueves, 11 de agosto de 2016

Mierdecillas y gente de excremento residual

Este tipo de ser existe, es así como un ser que eclosiona de las consecuencias de juntarse con gente de mierda. Como a ellos los trataron mal durante un tiempo, ellos tienen permiso para tratarte como una mierda porque su pasado sufrido los justifica.
Por lo cual tenes prohibido enojarte con ellos, ¿Cómo podes enojarte con alguien que la paso tan mal? Usan palabras cuando te cansas de sus tratos como “me sentí superado/a por la situación” piden disculpas algunos. Disculpadores crónicos, total como descubrieron que es una palabra mágica la gastan hasta casi quitarle el sentido y es así algo como un papeleo burocrático social para zafar el momento.
¿Pero ser una mierda de persona es una consecuencia de su pasado? Claro que no, eso es lo que cree este mierdecilla (gracias España por estas palabras que suenan tan graciosas) que se justifican así. Ser un ser de mierda, un forro, un abusivo o como decimos acá en Argentina un sorete, es una elección personal. Ellos eran mierdas antes de experimentar las situaciones que los hicieron eclosionar, eran mierdecillas latentes esperando ser incubados. Se formaron bajo la opresión de gente de mierda que los término de formar, esperando subir peldaños, niveles o puestos. Para superar a la gente de mierda que los trataba mal para vengarse.
Si todo es tan toxico, te vas y zafas de ese lugar. Si fuera un laburo que necesitas para sobrevivir, aguantas y no te convertís. Porque no sabes quien sos, simplemente sos una persona definida por vos misma y segura. Buscas otra oportunidad y te vas.
Pero el mierdecilla se queda, se forma, se educa porque desea dominar a otro y someterlo. Porque necesita tener el control, el poder y en el encuentra la satisfacción de una vida vacía que solo tiene felicidad de lo mal que lo pasa otro.
La vida está llena de mierdecillas, de gente de mierda y tienen tanto poder como les demos. Lo mejor es reírse de ellos, hay que reírse de dejar el lugar dejándolos solos y sin entidad. Seguramente otro tomara el lugar, porque lo necesite o porque es un mierdecilla latente. Pero ese no es nuestro asunto.
Necesitan atención, generar miedo, controlar y poseer tu tiempo. ¿Por qué? Tienen sed, una que nunca se acaba y no existe forma de saciar. Están condenados a estar vacios y obligados a decir que están plenos, a mentirse a sí mismos.
Si los ignoras, los pasas por alto y los desautorizas se achican lentamente porque en el fondo tienen miedo de mostrarse como son de inseguros y patéticos. Todos conocemos a varios de estos, a muchos de los tantos animales de la fauna urbana que suelo describir. Muchos son descritos bajo un tinte gracioso en mi lenguaje, pero a estos me divierte lo patéticos que son porque empiezan arrastrándose y terminan construyendo castillos de opresión.
El mierdecilla empieza diciéndote que es un igual y termina denostando todas tus flaquezas para sentirse superior a vos, pero solo de la boca para afuera… 

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