martes, 2 de septiembre de 2014

La matemática de la vida y el destino

¡Hay un sambuche para vos al final del texto!
Cuando somos chicos, nadie nos dice la verdad tacita. Mientras nos criamos viendo películas de Hollywood donde todo termina bien, después del giro dramático donde esta todo a punto del irse al carajo. Casi nadie se apiada de la inocencia de los pequeños para decirles, que cuando sean grandes, tal vez las cosas que soñamos jamás se hagan realidad. Que pasa y es normal que pase, es una posibilidad.
Nadie nos cuenta de ese sorpresivo sambuche, sábelo.
Pero no, así como nos mienten con el gordo comunista de rojo que nos trae una vez al año a todos los niños que se portan bien un regalo. O los tres reyes magos tienen a un negro entre sus filas para tener la cuota de diversidad necesaria para no ser acusados de racistas. Nos hablan del destino y la vida, con frases tan hechas que las terminas adoptando para justificar que no te toca. Frases como “son cosas de la vida”, “el destino es caprichoso”, “la vida y el destino obran de formas misteriosas” y mi favorita “y bueno, ya llegara”.
Mientras te masticas, toda esa basura de Hollywood donde la chica del servicio domestico se casa con el magnate (príncipe azul) y vive feliz para siempre. Creciendo que vas a encontrar al amor de tu vida en una situación tan perfecta y hermosa que le daría un pico de glucosa a un diabético de solo verlo. O que mientras cantas en el trabajo, limpiando los inodoros de un bar un productor te va a descubrir. Aun mejor, que sos el próximo Maradona, el nuevo crack del fútbol mundial y que en cualquier momento vas a explotar y vas a terminar jugando en Italia casado con una super modelo divina y viviendo en una mansión.
Pero a veces te toca otro sambuche, sábelo.
Eso implica que en la matemática de la vida y el destino, tengas lo que se llama “todo el orto del mundo” que se alineen una serie de probabilidades y variables, que todo el universo juegue en tu equipo. Eso es tan creíble como las expresiones actorales de keanu reeves en una película de cualquier género.
Te aviso, muchas veces la matemática de la vida y el destino te va a hacer sentir como si estuvieras meado por un dinosaurio de proporciones colosales. No vas a ser el único, esta la señora adicta a las maquinas del bingo que se levanto al baño y la persona que se sentó a jugar gana el premio mayor. El adolescente que se anima a invitar a salir a la chica linda que le gusta, ella lo rechaza por gordo y se lo dice en la cara. El administrativo que después de 20 años de trabajo ve como ascienden a jefe a uno de los nuevos empleados.
Esos giros dramáticos que en la película logran pasarse, para terminar en un final feliz. En la vida cotidiana, suele ser una curva mortal que si pasamos es porque tenemos todo el orto del mundo y si fracasamos estamos meados por un dinosaurio de proporciones colosales. Cara o cruz.
¡Alto sambuche!
Si buscas esperanza, este no es el lugar. En el día a día, vas a encontrarte con familias perfectas donde todos son exitosos y familias que tienen historias terribles. Pasa, es una mierda y eso es lo que hay que saber. No esperes alguna revelación que cambie tu vida en este texto, como si fuera una película. El único ser que te va a ayudar, es tu propio instinto de supervivencia, voluntad y como dice un gran filosofo moderno DBP “la vida a veces es un sambuche de caca al que a veces le tenes que dar inevitablemente una mordida”.

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