martes, 25 de diciembre de 2012

El amor trae cerveza




“Estoy tan enamorado”  Escuchas esa frase, salida de la nada y proviene de alguien que consideras un tipo normal y sano, tu amigo. El tipo con el que compartís charlas sobre minitas y cerveza con maní. Pero algo le esta pasando, esta enfermo o actuando de forma extraña, se acaba de contagiar de esa peste llamada amor.
Pobre tipo experimenta los primeros síntomas de la enfermedad, ceguera selectiva, idealización del otro, perdida de la lógica y el sentido común. Una reacción química en su cerebro esta generando todo eso que siente por una persona que acaba de conocer, una especie de cortocircuito biológico que hace que sus funcionen mentales estén alteradas y podríamos aventurar en decir averiadas.
Notas que el tipo, hasta hace unos días alguien “normal” a grandes rasgos para el canon social no esta pensando objetivamente. Te describe como esta mujer a la cual endiosa como la reencarnación de alguna deidad pagana que bajo del cielo y le hizo una torta. Ósea rompió un par de huevos, les agrego algunas cosas, lo vertió en un molde y lo metió a un horno a temperatura media, para después sentarse a esperar. Todo un milagro verdad. Ahora el pobre tipo no puede hilar dos frases sin nombrarla, como si le hubiera lavado el cerebro.
El tipo te lo cuenta con un devoción que impresiona, como si estuviera en un de esas sectas donde fuman drogas y todas las noches de postre dan orgías. Pienso que un tiro en la rodilla haría que el dolor lo volviera al mundo real, no tengo un arma pero si una llave de tuercas que podría servir para golpearlo en la cabeza. Esa subido a una moto que el mismo acelera sin parar hacia una posible pared después de transitar un oscuro túnel, un inconsciente y Kamikaze.
Cuando entre nuevamente en el comedor con la llave para aflojar tubos, es mucho más grande que la de tuercas para golpearlo por adelantado pude ver a ese tipo. Pude ver el lado positivo del asunto, si es que tiene uno. ¿Verdad?
Tal vez el lado malo del asunto, el final de la enfermedad donde el tipo revolcándose en su sufrimiento por la relación rota, sin bañarse, tirado en una cama y sin querer comer. Escuchando música deprimente, tal vez Joy Division o Arjona para torturarse.
Entonces yo estaría ahí, a su lado, él mismo me llamara para invitarme a tomar cerveza y comer pizza. Solo con la exigencia de escucharlo…
mmm… Cerveza, por ella vale el sacrificio.

Han notado que la pizza es una incongruencia geométrica, me refiero a que es redonda pero se corta en triángulos y viene en una caja cuadrada. Pero ese es otro  tema…


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